Mauricio Lacrampette y Sebastián Arriagada estarán participando con su obra «Nébula» en la Bienal de Arte + Ciencia de Concepción 2022, exposición donde se espera promover una cultura de naturaleza basada en la integración de saberes artísticos, científicos y comunitarios.

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Pueden leer respecto de esta y otras obras seleccionadas aquí. El programa se extiende desde el 17 al 21 de octubre de 2022.

¿A qué hace referencia «Nébula»?

Nêbula es un film que documenta la expedición 2020 del KMNCHK ScanLab; laboratorio creado para escanear la particular niebla del desierto costero y experimentar con nuevos modos de encuentro y expresión.

Kamanchaka, el nombre local de la espesa niebla costera característica del norte de Chile, ocurre cuando la nube estratocúmulo que se forma en el Océano Pacífico toca la superficie del farellón, y origina esta entidad geográfica que recorre y graba el paisaje, sustentando múltiples relaciones socioecológicas y acarreando desde diatomeas hasta nanoplástico en el agua que la compone. Mediante artefactos repartidos en el Oasis de Niebla Alto Patache, ubicado en el Desierto de Atacama, la Estación Científica Atacama UC registra las intensidades y gradientes de la nube en un pulso constante.

En la calma del desierto, un dispositivo láser almacena energía solar durante el día. Al subir la niebla en medio de la densa oscuridad, esta energía se libera en un punto del paisaje, arrojando un plano de luz sobre la nube y exponiendo los trazos de las partículas de agua en movimiento. La niebla avanza por los pliegues del territorio, el plano de luz láser eleva un muro inmenso y efímero en el desierto para entrar en la nube y experimentar aquello que desborda lenguaje y sentido: el movimiento del mundo registrado en un plano.

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De la Curatoría: Zona Costera / Bienal Concepción


Las zonas de costa, áreas de borde y de encuentro entre el mar y la tierra, son territorios de alta riqueza biológica en los que el mar recibe de la tierra las aguas de los ríos que traen nutrientes de geografías distantes. En ellas, comunidades humanas y no humanas hemos evolucionado, nacido, dispersado, vivido, convivido y reproducido para volver a ser tierra.
Las zonas de costa son también lugares de representación. En los primeros mapas europeos, América aparece primero como costa, una estrecha franja de tierra que se asoma entre naufragios y monstruos marinos. En mapas posteriores, los bordes de ríos se dibujan como fronteras entre naciones, pasando a ser campos de disputa y migración, pero también vías de transporte, sitios de identidad, paisajes.

El lugar de interacción entre el mar y la tierra es, además, un ecosistema gravemente afectado por el accionar humano desvinculado de los procesos naturales e impregnado de la vocación extractivista que marca nuestra época: acidificación de los océanos y cambio global, derrames de petróleo y otras sustancias tóxicas, sobreexplotación de recursos marinos, uso del agua marina para enfriar motores y turbinas de plantas industriales ubicadas en la costa, prácticas no sustentables en monocultivos de peces o algas, explosión inmobiliaria de un turismo depredador, basurales flotantes, micro y nanoplásticos… Las costas de Latinoamérica, así como los bordes de sus ríos, lagos y humedales, están siendo condenadas a la condición de zonas de sacrificio impactando el presente y futuro de los seres humanos y no humanos vinculados a ella.

La creatividad de las diversas ramas de las ciencias, las artes y las artesanías ha poblado las zonas costeras con imágenes, gestos, sonidos y objetos que nos hablan de un territorio en movimiento, un maritorio. Emergen de ahí los registros de la pesca, la navegación, las travesías: redes, mapas, paisajes. Esta convocatoria espera provocar el diálogo entre obras y proyectos que nos acerquen a un entendimiento de las relaciones entre las especies y culturas que se encuentran en las zonas costeras de mares, incluyendo ríos, lagos y humedales, con miras a aprender de sus dinámicas de adaptación y resiliencia.

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