El estudio arquelógico y paleoecológico liderado por Virginia McRostie, investigadora de Antropología UC y miembro del CDA UC, reveló que no todas las especies de algarrobo son nativas de Chile.

Por Richard García
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El Mercurio

Este árbol típico de la zona norte habría sido introducido desde Argentina entre 4 mil y mil años atrás.
 

Uno de los árboles más reconocidos del país es el algarrobo. Forma parte del paísaje nortino y es habitual verlo especialmente en el fondo de quebradas, donde sus raíces penetran hasta 10 metros en busca de las napas de aguas subterráneas.

Por mucho tiempo, sus diversas especies han sido consideradas parte de la flora nativa, lo que significa que su presencia es natural. Pero este supuesto podría no ser correcto en todos los casos.

Al menos es lo que revela un estudio liderado por Virginia McRostie, investigadora de la nueva carrera de Arqueología en el Departamento de Antropología de la U. Católica.

Tras analizar material arqueológico y de sitios paleoecológicos (por ejemplo, restos de flora presentes en las fecas fosilizadas de roedores) entre las regiones de Arica-Parinacota y Antofagasta, llegó a la conclusión de que al menos dos especies del árbol, Prosopis alba y Prosopis flexuosa aparecieron en Chile recién en el período correspondiente a los últimos cuatro milenios antes del presente.

Esto coincide con la época en que se introdujeron cultivos como el maíz y la quínoa.

Los responsables de ello fueron originalmente cazadores recolectores, pero luego, junto con el florecimiento de la agricultura, se establecieron en asentamientos permanentes.

La investigadora estima que probablemente introdujeron al algarrobo desde Argentina por su valor alimenticio. Su semilla es comestible y además se puede fabricar harina y chicha con él.

La evidencia más antigua data de hace 4.200 años y fue hallada en Lluta, Arica. «Es el único registro que hay tan temprano y no calza mucho con los datos posteriores, ya que el promedio de los fechados se concentra hacia mil años atrás».

La investigadora, quien pertenece al Proyecto Anillo Escallonia, que investiga la historia de las sociedades humanas en los ecosistemas del desierto de Atacama, no descarta que incluso el Prosopis chilensis, que es el algarrobo más común del país, también tenga origen en el exterior, pero el análisis no abordó material del Norte Chico, donde es más frecuente.

El que sí sería especie endémica es el tamarugo (Prosopis tamarugo), que es exclusivo de la Pampa del Tamarugal desde hace más de 14 mil años, dice la especialista.

journal.pone.0181759.g001

a) cf. Prosopis alba; b) cf. Prosopis flexuosa; c) cf. Prosopis chilensis; d) Prosopis tamarugo.

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